sábado, 28 de marzo de 2015

Capitulo 27:Reflejos,Parte 4,Final

Buenas semidioses:
Estábamos discutiendo sobre el último verso de la Profecía, cuando algo explotó a nuestras espaldas. Los escombros de la puerta de Némesis llegaron a nuestros pies. Después de que se calmara todo, se podía ver un gran agujero en la pared de hielo, que dejaba paso a otra galería, de la cual empezaron a salir monstruos. Demasiados monstruos. Todos nos pusimos en guardia al darnos cuenta de que nos habían rodeado y, las únicas armas que teníamos eran el cinturón de Leo y la espada de hierro estigio de Nico.
-Genial...- Murmuró la hija de Afrodita.
- Dos armas contra un ejército de monstruos.- Continuó la hija de Hera.
-Tranquilos, Leo está aquí.- Dijo éste sacando tres espadas del bolsillo más pequeño de su cinturón.-¿Quién las quiere?
Logan, la hija de Hera y la hija de Afrodita aceptaron, y la lucha empezó, la hija de Apolo y yo protegíamos a Sam y Will, que ya no parecían tan contentos.
Cuando en total habían abatido a siete lestrigones, veinticuatro telekhines y diez empusas, la hija de Apolo llamó a Nico por encima de los gritos, humanos y no humanos, y le hizo un gesto para que viniera a nuestra posición. El chico dejó el combate mientras una empusa le pisaba los talones, pero la hija de Hera se enfrentó a ella, ganándola fácilmente. Nico estaba cubierto de sangre de monstruo y se notaba cansado, aunque la hija de Apolo le dijo:
-He tenido una idea, pero necesito tu ayuda. Verás Silena y Luke son espíritus, ¿no? Quizás puedas...
-Invocarlos.- Terminó el la frase.- Vale, tenéis que cubrirme.
La hija de Afrodita, Nico y la hija de Apolo se adentraron en el interior de la cueva, donde estaban las estalactitas. Los semidioses seguían allí.
-Hey!¿Queréis salir de ahí? Puede que hoy sea vuestro día de suerte.- Comentó la hija de Afrodita.
Nico cerró los ojos y se agachó, tocando el suelo. Minutos después tembló toda la estancia y aparecieron los espíritus, pero no solo Luke y Silena; también estaban Charles Beckendorf, Michael Yew, Ethan Nakamura, e incluso Zoe Belladona, entre otros.
Les expliqué a cada uno su misión, una era atacar al enemigo, y la otra, proteger a Will y a Sam, cediéndonos así sus armas.
La batalla continuaba, los caídos luchaban como uno solo, ferozmente derribaban montones y montones de monstruos. Gran parte de ellos ya no estaban cuando tan sólo una furia se alzaba en la cueva. Una furia gigante.
Entre los estallidos del fuego de Leo, que alcanzaban a la furia, los demás semidioses de la Profecía, arremetimos contra ella, que recibió tajos de cada una de nuestras espadas y por fin, cayó.
-La cueva aún está estable, aunque será mejor que salgamos.- Ofreció Logan.
 Tras varias horas de intentos de salir de la cueva, debido a pequeñas discusiones y un Cerditillo más nervioso que nunca, conseguimos llegar a la superficie, donde estaba el Argo II.
Después de varios días viajando, al fin nos encontrábamos frente a la colina del Campamento Mestizo, con los caídos a nuestras espaldas. Entre los semidioses que vinieron a recibirnos, se distinguían caras de sorpresa, algunas lloraban de felicidad, otras simplemente, lloraban. A los pocos minutos apareció Quirón, que nos citó en el pabellón esa misma noche.
Primero nos felicitó por llevar a cabo la misión y nos contó que habíamos prevenido un ataque de monstruos hacia los campamentos, por último, dijo que los espíritus de los caídos, a ser posible, se podrían quedar con nosotros.
Salimos fuera y nos dirigimos a la hoguera que tanto echábamos de menos, todos los semidioses nos preguntaban acerca de la Profecía y sobre nuestras nuevas armas.
Así fue como las conseguimos:
Tras acabar con los monstruos, decidimos investigar del sitio de donde procedían aquellas bestias y daba la casualidad que había un baúl en medio de la galería.
-Sé que sois semidioses y todo ese rollo, pero ¿seguro que abrir un baúl que se encuentra en una sala de la que acaban de aparecer miles de monstruos, es lo correcto?-Dijo Sam con tono sarcástico.
Leo dio un paso adelante y dijo alzando el puño al cielo:
-¡Sólo los más valientes podrán abrir el baúl!.-De repente bajó la mano.- O eso es lo que pasa en las pelis.
Todos los chicos se acercaron para intentar abrirlo, pero, sinceramente, no consiguieron nada.
-A ver, señoritos, dejad paso.-Dijo la hija de Apolo.
Nos acercamos las cuatro y lo abrimos a la primera, ya que simplemente era un pestillo simple.
La hija de Afrodita se giró y dijo:
-La inteligencia os supera, eh.
Lo que había dentro eran, efectivamente, nuestras nuevas armas y una nota que decía:
 "Para la próxima vez, aunque no se os será tan fácil..."
Un arco alargado, que sus puntas terminaban en dos afiladas cuchillas, y un carcaj de flechas infinitas (comprobado gracias a Cerditillo, que lo tiró repetidas veces al suelo y las flechas no se acababan) en el que estaba grabada una frase de Apolo: "Gnóthi seautón", que quería decir: "Conócete a ti mismo", claramente, esto es lo que escogió su hija.
Una catana, que era una reliquia japonesa antigua, con el mango de madera y en él tallados, relieves florales, esta arma era muy ligera, lo que te permitía ser mucho mas rápido y ágil, esta fue la que yo elegí.
Una daga, que ardía con cada puñalada, envuelta en una funda con dibujos de llamaradas de fuego, esta arma se la cogió la hija de Hera.
La hija de Afrodita consiguió una espada, muy parecida a la de Nico, forjada con hierro estigio aunque de uno tono grisaceo y un poco mas desgastada.
Por último, Logan que era el único al que le faltaba un arma, optó por escoger una hacha, bastante afilada y letal tanto para mortales como criaturas mitológicas.
A partir de ahí, todos nosotros empezamos a utilizar nuestras nuevas armas, por supuesto, a los hijos de Ares no les hizo mucha gracia, ya que en gran parte de las actividades les empezamos a ganar. Una de las cosas que nos tuvimos que acostumbrar fue, ver a los espíritus de nuestros compañeros caídos corretear por el campamento como si nada, pero por lo menos podíamos volver a estar con ellos.
 También, volvimos a dejar el trozo de hielo del principio otra vez en el desván para recordar esta experiencia. Sam y Will volvieron a sus vidas cotidianas de mortales y prometieron no decir nada (básicamente porque nadie les creería), aun que de vez en cuando pasaban por el campamento a saludarnos.

 Podríamos decir que todo volvió a la normalidad, o la normalidad que se puede tener, siendo nosotros.

                                Fin de Reflejos